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¿En qué consiste el sesgo de confirmación?

¿Qué es el sesgo de confirmación?

La mente humana tiende a aceptar información que confirma lo que ya cree, independientemente de la validez de esas creencias, y rechaza la información que la desafía. Esto se llama “sesgo de confirmación”.

Inundados por un flujo de información constante e incontrolado, buscamos instintivamente datos que se ajusten a nuestras ideas, por la misma razón que rechazamos inmediatamente cualquier otra cosa. Además, las personas ignorantes no solo cambian sus puntos de vista, sino que también hablan cuando tienen los hechos correctos. Esta actividad disruptiva en nuestro cerebro aumenta el impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, pero no siempre es beneficiosa.

La red promueve el “adoctrinamiento doctrinal a través de nuestra fe”. Los buscadores y las redes sociales filtran la información según las preferencias del usuario y adaptan la información que proporcionan, lo que es ciertamente conveniente, pero igualmente peligroso.

La esquiva personalidad de Internet te hace pensar que tienes una visión integral de un tema, cuando en realidad solo tienes una visión distorsionada. Desde un punto de vista social, esto significa que se vuelve cada vez más difícil estar de acuerdo con diferentes puntos de vista y formar una voz justa, libre y democrática, mientras que a largo plazo se vuelve más difícil resolver los problemas sociales.

Así que vamos a sumergirnos en la diversidad. Leamos diferentes periódicos, escuchemos diferentes estaciones de radio, busquemos personas que nos aporten nuevas ideas o veamos los problemas de manera diferente, no simplifiquemos su pensamiento, luchemos por la variedad y la diversidad, garantías de libertad. No podemos reclamar el arduo trabajo de observar nuestros cerebros para evitar el sesgo inconsciente de escuchar solo lo que queremos escuchar, pero podemos insistir en la divulgación.

5 riesgos del sesgo de confirmación

Las consecuencias más comunes de nuestro sesgo de aprobación son:

  1. No juzgar. Tendemos a ver y escuchar solo lo que queremos, y esto es una confirmación de que en verdad tenemos razón.
    Los datos contradicen cosas con las que no estamos de acuerdo, pensamos que esas cosas son falsas, incorrectas, por lo que realmente no afecta nuestra forma de pensar. Básicamente, no nos gusta el cambio.
  2. Buscamos información sin prejuicios. En el fondo queremos creer que somos objetivos, pero en el fondo buscamos información en los medios (periódicos, revistas, internet, foros importantes, YouTube, noticias de TV…) que se alinee con nuestras creencias. Desafortunadamente, esto crea una visión polarizada y distorsionada de nuestros problemas y posibles soluciones.
  3. Tendemos a ser parciales. El prejuicio es hacer un juicio inicial antes de saber algo. Si consideramos que los hombres son mejores conductores que las mujeres, juzgaremos los delitos de las mujeres más de cerca después de sus delitos.
    Distorsionaremos la sociedad, no a nosotros mismos, a las personas, etc.
  4. Memoria selectiva. Esto también afecta a nuestra memoria. Como resultado, tendemos a recordar declaraciones del pasado que son más relevantes para nosotros, declaraciones que contribuyen a nuestra historia de alguna manera y declaraciones que afirman nuestro presente de manera positiva.
    Por lo tanto, ninguna persona recuerda lo mismo de la misma manera. La memoria es muy subjetiva.
  5. Juzgamos mal a los demás. Juzgamos a las personas más inteligentes y confiables que comparten nuestras creencias y valores.
    También vemos que tienen mayor moral e integridad que otros. Si fuéramos de izquierda, sería más probable que juzgáramos a los políticos con este tipo de sesgo, y si estuvieran equivocados, los veríamos de alguna manera como mejores que los de derecha, y viceversa.
    Lo mismo ocurre con las diferentes creencias religiosas.

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