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Especialidad en Psicología de Familia

¿En qué consiste la psicología de familia?

La Psicología Familiar es la rama de la Psicología que estudia y participa en los inconvenientes que están afectando a la unidad familiar y las interrelaciones entre sus miembros. Por consiguiente, un psicólogo del núcleo familiar no reúne su trabajo solo en la persona sintomático, sino que concibe el núcleo familiar como un sistema. De esta forma, evaluará y tratará los patrones de comportamiento y comunicación de este conjunto, los estados emocionales y las cambiantes externas que lo envuelven.

La Psicología de Familia es otra rama de la Psicología bastante demandada en este Centro.

La terapia de familia o terapia familiar aborda los inconvenientes que los individuos muestran en el entorno del núcleo familiar. Hablamos de un identificado enfoque psicoterapéutico dirigido primordialmente al sistema familiar como unidad social.

La terapia familiar es una disciplina terapéutica que aborda la participación y el procedimiento del núcleo familiar en su grupo: pareja, sexualidad, hijos, infertilidad, conflictos generacionales, más grandes en el núcleo familiar, etcétera.

La psicoterapia familiar es de gran utilidad en el procedimiento de familias en crisis por motivos varios. El terapeuta cuenta con las capacidades correctas para contribuir al núcleo familiar a solucionar los conflictos con éxito, pudiendo de esta forma un verdadero cambio capaz de ofrecer contestación a su problemática. El psicoterapeuta surge como un “tercero” que, imparcial y conformado para consumar tal funcionalidad, muestra una perspectiva distinta de los hechos.

Psicología de la familia: áreas de intervención y competencias

Son bastantes los psicólogos que trabajan en contacto directo con las familias: clínicos, jurídicos, terapeutas de pareja… Varias de sus tareas tienen la posibilidad de centrarse solo en la orientación, como es la situación de los orientadores. En otros, la práctica del psicólogo pide la mediación terapéutica (para ello es indispensable ser psicólogo sanitario).

Las superficies de actuación de un psicólogo de familia resultan muy amplias y distintas, aun cuando podrían resumirse en las señaladas posteriormente:

La educación de los hijos o entrenamiento para padres y madres 

El psicólogo se encargaría de enseñar a los progenitores las tácticas de crianza que dan al infante un ambiente seguro, de apoyo y respeto.

Además, les ayuda a implantar disciplinas, valores y hábitos saludables para la paz de todos los elementos del núcleo familiar.

Problemas de conducta en la infancia

Desobediencia, agresividad, miedos infantiles, trastornos del desarrollo… Dichos son los casos más frecuentes que llegan a la consulta. El psicólogo se encargará de hacer una evaluación fuerte del perfil del infante, examinar las dinámicas en el núcleo familiar y diseñar un programa de participación en el cual participarán todos los miembros.

Resolución de conflictos padres y adolescentes 

La juventud implica una secuencia de cambios en la persona: físico, psicológico y social. Dichos cambios afectan en las interrelaciones con los papás y, en algunas ocasiones, implica una desestabilización dentro del seno familiar: cambios de reglas, reajustes de la autoridad o implantar novedosas libertades y responsabilidades del joven. 

La participación del psicólogo se centrará en dar vías de comunicación positiva, técnicas para solucionar conflictos y la aplicación de programas de apoyo a la parentalidad. La parentalidad positiva es un criterio promovido a partir de los organismos oficiales con el objeto de impulsar por medio de tácticas psicoeducativas las interrelaciones papás e hijos fundamentados en el afecto, la responsabilidad y la obediencia.

Crisis de pareja 

Las parejas evolucionan y padecen periodos de cambios, que algunas veces conllevan la generación de conflictos y discusiones constantes. La llegada de un hijo, el desempleo o la jubilación acostumbran ser acontecimientos que desestabilizan la vida conyugal y familiar. El terapeuta entrenará a los miembros en el diálogo abierto, respetuoso y asertivo y a la resolución de los conflictos. Además, instruirá a la pareja para hacer cambios a grado cognitivo y comportamentales, con el propósito de restaurar los vínculos afectivos.

Separación y divorcio 

En muchas otras situaciones el psicólogo desempeñará el papel de mediador una vez que la pareja ha decidido romper su compromiso.

En este lote el psicólogo deberá orientar a los miembros en el lote legal, ayudarles a conservar una buena comunicación a lo largo del proceso y a superar el duelo de la división.

Familias reconstituidas

Son esas en las que uno de los adultos (o ambos) poseen hijos de una interacción anterior. Los conflictos más usuales en esta clase de familias son el rechazo a la pareja del progenitor de parte de uno de los hijos o los inconvenientes de habituación a las novedosas reglas establecidas en el seno familiar.

Violencia de género 

Este asunto tan delicado y presente además pertenece al entorno de la Psicología del núcleo familiar. El profesional puede laborar de manera directa con las víctimas de agresiones, cuyo procedimiento además incluye a los hijos de esta. En otros casos, puede identificar episodios de maltrato a lo largo de la terapia de pareja. En las dos situaciones debería conocer el protocolo a continuar y los programas de mediación.

Adicción a las nuevas tecnologías

Cada vez es más recurrente que los papás acudan a consulta debido al uso desmesurado de parte de sus hijos de los videojuegos, los móviles y las redes sociales. Al igual que ocurre con el consumo de drogas, el hábito desmesurado y fuera de control de las TICs "tanto de los adultos como de los adolescentes" acaba convirtiéndose en una adicción; y, como cualquier adicción, esta conducta compulsiva y fuera de control termina deteriorando cada una de las parcelas de la vida del perjudicado.

En la situación de los hijos, el indicativo más común "y fuente de los primeros conflictos familiares" frecuenta ser un bajo rendimiento en sus estudios. Sin embargo, la derrota estudiantil va acompañada de otros indicios: el hijo deja sus responsabilidades dentro del hogar, se muestra desobediente o sufre explosiones de furia e irritabilidad una vez que se le castiga sin utilizar el móvil o el ordenador, no participa de la convivencia en familia (se aísla) e, inclusive, deja sus amistades.

Familias con enfermos crónicos o terminales

El cuidado constante de un enfermo altera las funcionalidades del sistema familiar: se crea un cambio de los papeles parientes y la comunicación se torna más restringida, en especial, en lo en cuanto al caso del enfermo. Una vez que el paciente sufre una patología terminal, además, es recurrente un fenómeno conocido como “pacto de silencio”: los parientes esconden la gravedad de la patología al perjudicado.

Las emociones constantes de alerta por temor a la repentina pérdida solo van a complicar el subsiguiente proceso de duelo de los parientes del paciente

Las emociones constantes de alerta por temor a la repentina pérdida o la negación de la patología solo van a complicar el subsiguiente proceso de duelo de los parientes del paciente, poniéndoles en peligro de padecer una depresión. En este sentido, el psicólogo se centrará en laborar el proceso de asentimiento y habituación del núcleo familiar a la patología. Su atención irá dirigida no solo al propio enfermo, además a su núcleo familiar como un todo. Además, parte de su mediación va a estar enfocada en los comunes indicios del cuidador: inconvenientes de estrés, extenuación físico, trastornos del sueño…    

La mediación del psicólogo con el núcleo familiar se centraría en:

  1. Informar al enfermo y los parientes sobre la patología, sintomatología, tratamiento…
  2. Aseverarse del cumplimiento del procedimiento doctor.
  3. Evaluación del núcleo familiar por medio de entrevistas, autoinformes y formularios o escalas concretas.
  4. Dar a la unidad familiar capacidades de comunicación y apoyo, pautas para modificar conductas rutinas y responsabilidades, técnicas de resolución de conflictos y administración de emociones.

Formación en Psicología de la familia

Como se puede mirar, los expertos que intervienen con familias requieren una formación extensa e intensa en la rama sanitaria. Para esos que se encuentren interesados en complementar su nivel de Psicología, Juntar oferta el máster en Psicología Gral. Sanitaria. Este postgrado habilitante cuenta con clases en línea y una estrategia de estudios completo en el cual se aborda la Psicología Familiar y las competencias del profesional en esta rama. 

Los másteres en Neuropsicología Clínica y en Psicoterapia son 2 probables posibilidades de especialización. El primero posibilita conseguir un entendimiento en detalle de la neuropsicología clínica, diferentes modelos que sostienen el manejo del cerebro, trastornos neuropsicológicos, procedimientos de intervención… El máster incluye casos simulados con pacientes. Por su lado, el máster en Psicoterapia: Terapias de Tercera Generación aporta una formación completa para ser capaz de detectar trastornos psicológicos y ejercer luego las llamadas terapias de tercera generación. El proyecto de estudios incluye asignaturas como Psicoterapia basada en la mentalización, Terapia de Asentimiento y Compromiso y Mindfulness para chicos y adultos. 

  • Nivel en Psicología
  • Máster en Psicología Gral. Sanitaria
  • Máster oficial en Neuropsicología en línea

En el seno de una familia tienen la posibilidad de surgir varios inconvenientes en medio de las parejas, los hijos, los hijos con los papás o con otros miembros del núcleo familiar. La psicología familiar examina y trata de solucionar aquellos conflictos que se plantean en el entorno familiar.

Para qué se utiliza la terapia familiar

La terapia familiar puede contribuir a mejorar las interacciones de pareja o los inconvenientes de los papás con los hijos, empero, además, puede servir de apoyo al núcleo familiar en los casos en que, ejemplificando, un integrante del entorno familiar tenga una adicción o una patología psicológica.

Las sesiones de terapia familiar tienen la posibilidad de desarrollar de manera personal o en conjunto, dependiendo de los casos. El número de sesiones o la frecuencia dependerá de las normas del terapeuta familiar.

La terapia familiar no hace milagros ni resuelve situaciones difíciles de un día para otro, sino que ayuda a detectar el problema, a que los miembros del núcleo familiar escuchen otro criterio que les realice pensar y a aprender a usar capacidades determinadas en caso de problema.

Beneficios de la psicología familiar

La psicología familiar por medio de la terapia consigue colocar sobre la mesa los conflictos que hay en el núcleo familiar, por lo cual aporta los próximos beneficios:

  • Optimización de la comunicación. El realizado de que se acepte la realidad de un problema en el núcleo familiar y se hable sobre ello, implica que la comunicación entre los miembros del núcleo familiar mejore.
  • Apoyo del núcleo familiar. Por medio de la terapia de familiar se labora la ayuda de los otros miembros del núcleo familiar a un familiar concreto que, ejemplificando, tiene una depresión, una adicción o una patología grave.
  • Procedimiento de inconvenientes de conducta. A veces el comportamiento de un integrante del núcleo familiar perjudica a todos los otros y desestabiliza al conjunto. La terapia familiar labora aquellos inconvenientes de conducta para encontrar su origen y la manera de tratarlos.

Objetivos en Terapia de Familia

Los primordiales fines de la terapia familiar son:

  • La optimización del desempeño del núcleo familiar, de la cohesión y relación familiar.
  • El crecimiento de la comprensión recíproca y del apoyo emocional entre los miembros.
  • El desarrollo de tácticas de afrontamiento y capacidades de resolución de inconvenientes frente a diferentes dilemas y situaciones de la vida familiar.

La Terapia de Pareja

La terapia de pareja tiene como fin importante detectar los componentes, tanto a grado personal como en nuestra interacción de pareja, que producen y mantienen estilos conflictivos de interacción en nuestra pareja.

Hablamos de implantar una estrategia estructurada de participación dirigida a borrar o minimizar dichos componentes para lograr mejorar la calidad en la interacción y la satisfacción personal.

El terapeuta brindará a la pareja la probabilidad de que se escuchen, cosa que frecuenta ser poco recurrente en familias en crisis. Además, les mostrará una perspectiva distinta del caso y les brindará recursos para confrontar al problema.

Las metas primordiales en Terapia de Pareja giran alrededor de los próximos puntos:

  • Implantar una plataforma de diálogo y escucha.
  • Realizar capacidades de comunicación idóneas.
  • Funcionamiento de la frustración.
  • Manejar los conflictos aprendiendo a resolver inconvenientes de manera conjunta.
  • Aprender a comprender y admitir al otro y a sus diferencias.

¿Cuándo Empezar una terapia de pareja?

Una vez que la interacción comienza a deteriorarse sintiendo que el caso es ya insostenible y no se siente una salida, es recomendable plantearse la probabilidad de que alguien ajeno y profesional logre mediar en el problema.

La probabilidad de la división está continuamente allí, constantemente es una alternativa, empero se debe considerar que es la elección más drástica y que una familia bien merece una posibilidad más.

El primordial problema en terapia de pareja es que frecuentemente se acude al profesional en situaciones ya, bastante fronteras.

La Mediación Familiar

Los procesos de participación familiar involucran un enfoque sistémico donde se labora con el núcleo familiar en instantes de crisis. Se fundamenta en los inicios de voluntariedad, transparencia, y respeto recíproco; parte de la iniciativa de que nadie, como los propios protagonistas del problema, conoce tan bien sus inconvenientes, situaciones y maneras.

Aun cuando la intervención familiar se puede ejercer para la resolución de cualquier problema o crisis familiar (desajuste generacional entre papás e hijos, inconvenientes vinculados al cuidado de más grandes, etcétera.), uno de los campos donde más se labora la intervención es en los casos de disolución, más que nada para reducir el efecto que la división puede tener en hijos.

Por medio de la intervención, un profesional libre e imparcial, en especial conformado en la resolución de conflictos, ayudará a las piezas a buscar resoluciones pactadas que les permitan gestionar intereses usuales luego de la disolución, consiguiendo convenios satisfactorios y duraderos que contemplen los intereses de todos los competidores.

La funcionalidad del mediador es restablecer la capacidad para el diálogo y poder llegar de esta forma a unos convenios mínimos sin encargar dichos convenios en otras personas que poco o nada conocen de la dinámica familiar, evitando visitar juicios contenciosos en los casos de separación, que tan negativas secuelas tiene para todos los miembros del núcleo familiar, más que nada para los hijos. Jueces y abogados conocen la ley y la saben utilizar, empero desconocen de las necesidades y prioridades particulares que cada familia tiene.

Intervención Psicológica en Infertilidad

Son bastantes los estudios que presentan la pertinencia de la mediación psicológica en parejas que viven situaciones de infertilidad.

En la actualidad es considerada la infertilidad como una patología crónica que debería ser atendida en cada una de sus facetas, física y emocional y además de manera personal y en pareja. Es una patología crónica con unas connotaciones diferentes a las del resto de las patologías crónicas debido a que infertilidad no frecuenta provocar con sintomatología o dolor físico asociado, no ordena restricciones físicas, tampoco perjudica a la funcionalidad del individuo ni implica una amenaza para la vida. Sin embargo, el “dolor emocional” que causa podría ser los principios de una fundamental sintomatología ansiosa o depresiva que se suma a la ya dolorosa vivencia de la infertilidad.

El dolor que causa la infertilidad es un dolor más emocional que físico. La complejidad o inviabilidad de tener hijos es un dolor “del alma” que como tal debería ser atendido. Nace de esta forma la Psicología de la Reproducción como una rama bastante más de la Psicología de la Salud.

El psicólogo experto en psicología de la reproducción acompañará a la pareja a lo largo del proceso y adaptará su participación a cada una de y todas las etapas del procedimiento reproductivo debido a que cada etapa tiene unas connotaciones diferentes de tal forma que la pareja disponga constantemente un lugar en el cual manifestar tanto sus miedos como sus esperanzas, emociones encontradas que una y otra vez se alternan a lo largo de todo el proceso.

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